Barcelona Artística y Literaria

Picasso en Barcelona

– Hay que ir de traje, Pablo, en la tertulia de “Els 4 gats” son muy formales.

El joven malagueño hizo valer su carisma para convencer al sastre, de que aceptara un retrato como pago por el trabajo a medida.

Había llegado a Barcelona tres años antes (1895), a punto de cumplir catorce, cuando su padre aceptó el puesto de profesor de dibujo en la Escuela Oficial de Bellas Artes, conocida como La Llotja. Pablo Ruíz Picasso fue rápidamente adoptado por ese grupo de intelectuales bohemios catalanes, entre los cuales encontró escritores y pintores como Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Isidre Nonell, músicos de la talla de Issac Albéniz, Enric Granados o Lluis Millet e incluso al taciturno arquitecto Antoni Gaudí.

Imagen: 4gats.com

“Els 4 gats” sigue abierto en el Barrio Gótico, desafiando el pronóstico realizado por Ramón Casas al promotor cultural que lo impulsó, a imagen y semejanza de “Le Chat Noir” parisino:

-No van a ir ni cuatro gatos

De ahí, su nombre.

El edificio modernista que lo alberga en la calle Montsió, es obra de Puig i Cadafalch. Siguen usando el menú pintado por ese chico andaluz que prometía, primer trabajo pagado como artista. También, ahí realizó la primera exposición individual de su larga carrera. El resto de sus obras, las podemos disfrutar con solo dar un agradable paseo hasta el Museo Picasso, en el cercano barrio de la Ribera, donde ocupa cinco impresionantes palacios de estilo gótico.

Imagen: Museo Pablo Picaso de barcelonaturisme.com

Gabriel García Márquez

Nuestro siguiente visitante llegó en 1967 y prefirió instalarse en la zona alta de “una ciudad donde se respiraba, porque todos éramos un poco conspiradores”, en el pintoresco barrio de Sarrià. Otrora pueblo de segundas residencias vacacionales, hoy marca el límite urbano frente a los jabalíes que descienden curiosos desde la montaña.

Gabriel García Márquez pasó en Barcelona, según sus propias palabras, de pedir para comer en el metro de París, a comprarse casas en la playa. Se instaló en el número 6 de la calle Caponata y solía encontrarse con Vargas Llosa, también residente del barrio, en la pastelería Foix de la Plaza Sarrià, frente a la Iglesia, regentada por el poeta J.V Foix. Ambos estaban bajo la órbita de Carmen Balcells, la Mamá Grande, la agente literaria responsable por el boom de la literatura latinoamericana.

Imagen: Pere prlpz. Pastelería Foix de la Plaza Sarrià

Tras vender dos millones de ejemplares de “Cien años de soledad”, vino la lenta gestación de “El otoño del patriarca”, publicada en 1975. Aunque ubica su novela en un inexistente país caribeño, fue escrita íntegramente en la Barcelona tardo-franquista, por lo que no es difícil adivinar a un referente más cercano en ese dictador que muere viejísimo, comido por los gusanos, después de conservar el poder durante más de cien años.

Gabo usaba un modesto peto azul de obrero cuando se recluía a escribir, para evidenciar frente a su familia que estaba trabajando y no debía ser molestado. Ni siquiera se lo quitaba durante la visita diaria a la agencia bancaria, donde conciliaba su saldo meticulosamente. De temperamento fuerte, ningún vecino se sorprendía ya al escuchar sus gritos atronadores.

Manuel Vázquez Montalbán

Volviendo a la zona baja de la ciudad, en este caso al barrio del Raval, nos encontramos con un autor mucho más prolífico:

«Hasta los años setenta viví para escribir, a partir de entonces escribí para vivir»

Así se definía el barcelonés Manuel Vázquez Montalbán, hijo de la inmigración gallega como también lo era su “alter ego” literario, el detective Pepe Carvalho, protagonista en una veintena de ágiles novelas.

Desde su oficina en ese Raval canalla de los años 70 y 80, hoy convertido en barrio de ocio internacional, Carvalho lidiaba en los bajos fondos con prostitutas como su propia novia, informantes de los viejos tiempos en la CIA y después por el Partido Comunista, siempre de pistola en la sobaquera y navaja en el tobillo.

Gastrónomo y eficaz cocinero como su autor, el detective se proveía de los mejores ingredientes en el cercano mercado de La Boquería, cuyo origen se remonta a 1.217 y es considerado como el mejor del mundo, en uno de esos siempre discutibles rankings elaborado por la cadena televisiva CNN.

 

Para quien no tenga ganas de prepararse la comida, en el propio Raval siguen vigentes los restaurantes tradicionales frecuentados tanto por el autor como por su personaje, Casa Leopoldo, Can Lluis o Agut d’Avignon ya en el Gótico, cruzando La Rambla.

Hoy, estos barrios son seguros, no hace falta portar navaja, son las legiones de turistas quienes las adquieren como “souvenir” en la Gran Cuchillería de la calle Ferran.

Y para alojarse durante esta escapada a la Barcelona literaria, recomendamos el hotel Primero Primera, un hotel en una de las zonas residenciales más de moda de la ciudad, Tres Torres, a tan solo 10 minutos del centro. Este hotel, propiedad de la Familia Pérez-Sala, es un hotel elegante, con un ambiente cosmopolita que ha evolucionado para incorporar el concepto de Club a su propuesta. El Comedor, su restaurante , es un espacio perfecto para tomar el aperitivo, comer o tomar una copa. Su tipo de cocina es de mercado internacional con los mejores productos frescos de temporada. Perfecto para quien visita Barcelona como turista y también para los barceloneses que se acerquen hasta aquí para disfrutar de este especial proyecto.

Rusticae

 

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Author: Rusticae

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