Cantabria es una región muy diversa. Su orografía ha creado una tierra abierta al mar, surcada por ríos cortos y rápidos, coronada por altas montañas de los Picos de Europa, y verde, siempre verde. Su legado histórico-artístico suma numerosas declaraciones como Patrimonio de la Humanidad, y sus pueblos costeros y espacios naturales la convierten en un destino para amantes del deporte y la naturaleza.
Para los que buscan la playa, el verdor de sus praderas y campos, o la adrenalina de los deportes de aventura en su cordillera. La oferta natural se completa con numerosos conjuntos histórico-artísticos, arte rupestre, yacimientos romanos, pueblos medievales, costumbres y tradiciones, y una gastronomía que abarca todas las vertientes, desde los productos del mar (pescados y mariscos) hasta las carnes de vacuno o buey.
La Villa de Comillas, declarada conjunto histórico-artístico, cuenta con importantes obras arquitectónicas como la Universidad Pontificia, el Palacio de Sobrellano o El Capricho de Antoni Gaudí. En la ruta norte del Camino de Santiago, Santillana del Mar es otro bello conjunto histórico de origen medieval que tiene como monumento estrella la Colegiata de Santa Juliana, de estilo románico y erigida a mediados del siglo XII.
Además de ser conocida por sus anchoas, Santoña sorprende por su patrimonio natural y cultural. Aquí se encuentra la Iglesia de Santa María de Puerto, el Palacio de Chiloeches y la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. También destaca la playa de Berria y los fuertes defensivos de San Carlos, San Martín y Mazo.
Laredo posee una de las playas más bonitas y extensas de Cantabria: La Salvé. Después del baño hay que recorrer las calles de la Puebla Vieja, el núcleo fundacional de la población, coronado por la iglesia gótica de Santa María de la Asunción, cuyo interior alberga un magnífico retablo flamenco.
En Castro Urdiales también puedes combinar el baño en la playa con las visitas culturales. Alberga interesantes muestras de arte rupestre en la Peña del Cuco, el yacimiento romano de Flavióbriga y su iglesia de Santa María de la Asunción que es la obra gótica más destacada de Cantabria. También destacan las casas con balconadas de madera y el castillo-faro.
En la comarca de Campoo, Reinosa cuenta con uno de los mejores ejemplos del barroco en Cantabria: la Iglesia de San Sebastián. En el centro de la comarca de Liébana, a los pies de los Picos de Europa destaca Potes, con sus numerosos puentes, la Iglesia de San Vicente y la Torre del Infantado. Otro pueblo con encanto es la villa marinera de San Vicente de la Barquera, situada en la cornisa cantábrica, con bellas playas y una parte vieja declarada de interés cultural, donde se levantan varios puentes, una iglesia, un castillo y los restos de una muralla.
Si te apasionan la historia y la arqueología, en Cantabria podrás conocer numerosos museos y yacimientos del Paleolítico Superior. Sin duda, lo más sobresaliente son las pinturas de la Cueva de Altamira, declaradas Patrimonio de la Humanidad, pero existen otras cuevas dignas de visitar y ser testigo de la prehistoria cántabra, como El Soplao, El Castillo, La Pasiega, Cueva de Covalanas, Las Monedas o El Pendo.
En Cantabria se celebran muchas ferias y fiestas, y es posible que en tu viaje coincidas con alguna de ellas. El Día de Cantabria, el segundo domingo de agosto, es un buen momento para conocer las costumbres y tradiciones de esta región, como los bolos, el arrastre de bueyes o el folclore, en la localidad de Cabezón de la Sal. Otras fiestas destacadas son La Vijanera de Silió, la Batalla de Flores de Laredo o la Semanuca de Santander.
Cantabria es la tercera comunidad autónoma más pequeña de España, pero que eso no te engañe, porque la oferta de turismo en la naturaleza es tan amplia que tendrás que volver para poder conocerla del todo. Hay para todos los gustos, costas de acantilados y playas, verdes valles, y cordillera para los más aventureros.
Si Cantabria fuera un color, sería el verde, por eso en tu viaje es indispensable una visita a alguno de sus espacios protegidos, como el Parque Natural Collados del Asón, el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, el Parque Natural de Oyambre, o el Parque Nacional de Picos de Europa, que comparte con Asturias y Castilla y León.
En el norte de la región, en torno a un gran puerto natural, se encuentra la capital, Santander. Es una de las ciudades más importantes del norte de España y contiene en su territorio la esencia de Cantabria, si atendemos a su naturaleza, paisajes, playas, cultura y gastronomía.
Descubre su pequeño pero coqueto casco histórico, donde se encuentra la catedral, la animada plaza porticada, la casa-museo Menéndez Pelayo o el paseo de Pereda, declarado conjunto histórico-artístico. Otros lugares que no puedes perderte de la capital son el Museo Municipal de Bellas Artes, el Palacio de la Magdalena, el Faro de Cabo Mayor o El Sardinero.
La gastronomía de Cantabria es un buen motivo para visitar la región, ya que comprende productos frescos del mar, de los ríos y de la montaña, debido a su privilegiada situación. Esta variedad se manifiesta en platos como el cocido montañés, carne de vaca tudanca (a la parrilla, estofada o con legumbres), almejas a la marinera, anchoas de Santoña, solomillo al queso de Tresviso, angulas a la cazuela o merluza en salsa verde.
Para el postre hay que pedir los famosos sobaos y quesadas pasiegas. También son típicos los frisuelos, palucos de Cabezón de la Sal, hojaldres, polkas o las pantortillas de Reinosa. Completa una buena comida con un vino de la tierra y un orujo de Liébana.
¿Resumimos? En Cantabria te esperan playas, parques naturales, arte rupestre, yacimientos romanos, conjuntos histórico-artísticos, pueblos costeros y buena gastronomía. ¡Viaja y comparte tus experiencias!