Una vez me preguntaron qué era Chile para mí. Sin pensar contesté que era como la vida misma. Puro contraste. Como el frio y el calor, como el amor y el odio. Extremos que no se tocan pero se acercan. Y en ese caminar, la serenidad de sus valles y lagos, la inmensidad de su océano y sus vertiginosas cumbres. Así podría ser Chile. Así es Chile para mí.
“Quise parar el tiempo en aquel preciso momento, en el que el cielo y la tierra pactaron regalarme el más bello atardecer”. Leí en algún lugar que los detalles no son simplemente detalles, sino la esencia de las cosas. Asombrarse de la majestuosidad de la naturaleza en un territorio al que te asomas por primera vez es casi predecible. Pero sorprenderse una y otra vez, sin llegarse a acostumbrar de la belleza de una tierra, es una transgresión visual al romanticismo más puro.
Y sin más motivo inicié mi viaje con un único objetivo, o mejor dicho, con dos. El primero, que Chile formara parte de mi vida. El segundo objetivo, el de mi cámara, para que la memoria se apoyara en cientos de momentos plasmados a color o en blanco y negro.
La Patagonia me recibió con luces y sombras, con el maravilloso Campo Santo de Punta Arenas, con la carretera austral haciéndome vibrar, con el viento en la cara en Puerto Natales. Un café tras unos grandes ventanales, una chimenea encendida y muchos pensamientos acompañando una sonrisa acomodada en el vértice de los labios.
Quise recorrerlo todo. Cámara en mano y preparado para el camino, me perdí en la inmensidad del parque Torres del Paine. Anduve cerros y senderos, olí la naturaleza, toqué la tierra y fotografié cada momento. Un disparo tras otro, superado por mi capacidad de retratar tanta belleza. Intenté recordar cada una de las palabras de mi amiga Pía Vergara, de cómo enfocar, de medir la luz, la distancia, pero sobretodo recordé su frase “tendrás que volver”. Y así lo hice durante tres inolvidables días.
Disfrute de sus gentes y su hospitalidad. Recorrí kilómetros de tranquilidad, degusté la gastronomía del lugar, dejándome sorprender por el imponente edificio que alberga el restaurante del Hotel The Singular. Y cada noche observé un cielo regado de estrellas desde el Hotel Altiplánico. Y es que todo viaje merece un buen descanso.
Regresé con la mirada puesta en el retrovisor, apurando los últimos rayos de sol antes de volver a la cosmopolita Santiago. Y con los dos objetivos cumplidos: un trozo de Chile ya la sentía propia y la memoria de mi cámara ansiosa de ser descargada.
Queda mucho camino por recorrer. El desierto, la cordillera, los lagos, las viñas, el mar, pueblos y ciudades. Mucha historia que atender y entender. Y lo mejor, muchos amigos a quien contar. Gracias Pía por iluminarme en este viaje al Sur. Nos vemos en el próximo.
Texto: Pablo Granell
Fotografías: Pía Vergara
12 abril 2015
Simplemente nuestro Chile.
Hermoso, desbordante y a la vez quieta belleza.
Me emociona cada m2 de su naturaleza y sus cielos.
Notables quienes construyen encantadores refugios inmersos en nuestra naturaleza, siendo testimonio de tanta belleza.
A recorrer y disfrutarlos!
23 marzo 2015
Y como ya bien lo dijo Alonso Ercilla y Zuñiga: «…Chile, fértil provincia y señalada
en la región Antártica famosa,
de remotas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa;
la gente que produce es tan granada,
tan soberbia, gallarda y belicosa,
que no ha sido por rey jamás regida
ni a extranjero dominio sometida.»
El señor Granell lo comenta con poesía y sus atributos de viajante del mundo y de mucho tiempo, de sus años de experiencia. Me gustó, bueno no debe ser de extrañar y es que Chile nos puede hacer poetas, guerreros, Araucanos, artesanos y sobre todo amantes de sus paisajes bellos de la lozanía del sur, áspero, seco, naranja y sediento norte. Pero en todos sus perfiles, encontramos con su gente, con sus polvorientos hombres de la tierra y también con aquellos arañados y mojados hombres del Pacifico. Su mujer morena y de baja estatura de piernas cortas, buena madre, cocinera y trabajadora de la casa y también de sus tierras. Chile señores sin duda un país para no pasar por alto. Bellezas que ensordecen, bellezas que enmudecen, alturas que te quitan el aliento, geyser que calientan y grandes hielos que congelan los suspiros. Chile realmente es Chile Lindo!!! Viva Chile MierdA…