Recorrer la costa cantábrica es una experiencia digna de ser vivida por todo aquél que quiera conocer de primera mano la unión perfecta entre mar y montaña, entre gastronomía y cultura.
En esta tercera etapa dejamos atrás, no sin cierta melancolía, el Cantábrico, embarcándonos en una travesía que nos llevará a recorrer sin descanso los hoteles con encanto de Rusticae bañados por el Atlántico. Norte y Sur, España y Portugal, Península e Islas… nuestro viaje por este océano nos exigirá tiempo y dedicación, pero también nos dará satisfacciones y paisajes difíciles de apreciar en cualquier otro lugar de nuestro país.
Empezando por el norte, en Galicia nos encontramos con el Hotel Punta Couso, en Ribeira (A Coruña). Allí, en el Parque Dunar, se agrupa un conjunto de tres edificios de labranza construidos en el siglo XVIII, que han sido cuidadosamente rehabilitados para dar forma uno de los mejores hoteles rurales en La Coruña. La casa rural rezuma solera a través de sus gruesos muros de piedra, los solados de madera en sus habitaciones, los muebles familiares y las tapicerías tejidas en tonalidades crudas. Las habitaciones de este hotel rural cuentan con acceso directo desde el jardín y un pequeño salón individual, lo cual les confiere gran amplitud e independencia. El jardín unifica el conjunto arquitectónico y ofrece una piscina a sus huéspedes.
Continuando sin descanso nuestro viaje por la costa Atlántica, llegamos a Portugal. Allí, dejando atrás Lisboa y sin separarnos ni un ápice de la línea costera podremos encontrar, en Zambujeira do Mar, el hotel Herdade do Touril. Parece un milagro este paisaje de acantilados y playas realmente virginales que desde poco más abajo de Lisboa traza una línea atlántica hasta Faro. Y allí, en medio de esa línea atlántica, la Herdade do Touril, un hotel delicioso, luminoso, tanto que en la bravura de su costa, a pico sobre el mar, anidan las cigüeñas. En sus edificios, todos de una planta, en blanco y azul, se dan la mano los estilos rústicos y las vanguardias como no podríamos imaginar, y el ganado vacuno pone calma y mugidos a un paisaje de llanura ondulada y marinera. A este paisaje hay que venir en cualquier compañía. Solo, si se está contento consigo. Con pareja en cualquier circunstancia. O con niños, para que sean conscientes de en qué puede consistir una vida con futuro en armonía con el campo.
Para rematar este recorrido por el Atlántico, no podemos olvidarnos de las islas. Volando e imaginándonos a vista de pájaro el paisaje, vamos del sur de Portugal hasta Canarias. Allí, en Garachico, en la isla de Tenerife y a pocos metros del atlántico, se alza una casa señorial del siglo XVIII que conjuga arte, tradición y diseño. Es el Hotel San Roque. Al entrar preside el patio la instalación artística en acero de Mikel Navarro -La Centinela- y en el interior una importante colección de muebles de la epoca de la Bauhaus impactan al ojo sensible. Los diseños de Le Corbusier, Mies van der Rohe o de E. Grey dialogan en este hotel rural en Tenerife con obras pictóricas de prestigiosos artistas nacionales. El resultado es una gran casa rural de lujo, un espacio en perfecta armonía, sobrio y elegante, con un trato personalizado y una buenísima calidad de servicio.
En la siguiente etapa de nuestro recorrido de puerto en puerto, conoceremos los hoteles con encanto de Rusticae en la costa de Andalucía. Luz y color, arte y alegría entre el Atlántico y el Mediterráneo.